Reflexiones de Medio Día
(21-04-2018)
Hora: 5.50 PM
En
muchos casos una boda es sinónimo de felicidad, después de largo o corto
noviazgo, una pareja asume la decisión de unirse y compartir una vida, ese es
el sentido general, pero para Miguel fueron los próximos 3 años más amargos de
su incipiente vida.
Una
noche visitaba a su novia Geraldine, tenía una relación de 4 años de noviazgo, la
cual tenía sus altas y bajas, ella parecía que vivía peleada con la vida, por
supuesto le amarga también a Miguel su existencia, pero era ilógico pensar que a
pesar de eso esa noche cambiaría su futuro.
_
Me quiero casar, deseo tener hijos pronto y si no es contigo será con otro-dijo
Geraldine
Y
así fue, prácticamente el sin saberlo, ya estaban organizando una boda, sus
padres, sus amigos y hasta su futuro suegro le recomendaron que no se casara
con Geraldine.
_
Ella es mi hija, pero es una coño de madre-dijo su suegro alentándolo del
problema donde se iba a meter.
Esos
meses de los preparativos fueron como ir al infierno, no tuvo un día de tranquilidad, desde torta de boda,
como se iba a organizar la iglesia, pasando por la discusión de una papelera y por cómo se iba a vestir ese día, fue sencillamente
una tortura, lejos de disfrutar parecía que iba a una cárcel.
Ella
que decía que tenía muchas amigas, el día que llevar los padrinos, no poseía
alguna amiga para que fuera su madrina, el mejor amigo de Miguel le recomendó:
_
Yo no me caso-una frase casi lapidaria
La
boda fue la más bizarra de la historia de la humanidad, a pesar de querer casarse
Geraldine llego casi una hora después, por poco el sacerdote suspende la ceremonia,
la marcha nupcial no se escuchó en casi toda la entrada, el sobrino de la novia
que llevaba unas monedas las boto al piso al llegar al altar, pero lo más
desagradable para Miguel se la aplico el sacerdote.
El
ministro de dios, que realizo la ceremonia fue muy grosero con las pareja, regaño
al pobre Miguel porque no ayudo Geraldine a subir una escalera y de paso coloco
a los novios mirando a los asistentes y de espalda al altar, cosa que jamás se había
visto en la historia de las bodas católicas.
Miguel
simplemente no disfruto su boda, se sintió humillado y mostrado frente a sus
amigos y familiares como un irresponsable que deseaba casarse con alguien que
era superior que él, así lo dio a entender el sacerdote en pleno rito.
-Y
esta vaina no va a terminar- Miguel se lo repetía en su mente, porque la formalidad
era una tortura.
Así
como fue una tortura la boda, el matrimonio fue igual, al cabo de 9 meses, una
mañana Miguel se despertó, tomo sus pertenencias y se fue, al año se
divorciaron.
Si
la boda fue amarga, el matrimonio será infame
Son
Reflexiones de Medio Día
MSc.
Ronal Julio Bravo Semprun
Twitter:
@Reflexionesmd
Instagran:
@Reflexionesmd
Santiago
de Chile/Comuna San Miguel/Chile
NOTA:
SE PROHÍBE LA REPRODUCCIÓN PARCIAL O TOTAL DE ESTE ARTÍCULO SIN LA AUTORIZACIÓN
DEL AUTOR
No hay comentarios:
Publicar un comentario