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jueves, 14 de mayo de 2020

LA CHICA DE LA MASCARILLA


Reflexiones de Medio Día (14-05-2020)

Hora: 4.30 pm



Jesús Alberto mejor conocido como Chuito, era un jovenzuelo venezolano, que había emigrado en compañía de padre, su madre y su pequeña hermana a Chile, desde hace 4 años vivían entre muchos chilenos y varios paisanos en un edificio de la Comuna de San Miguel, cada día luchaba por salir adelante.

Con la crisis del coronavirus, su madre que trabajaba en una panadería, se quedo sin empleo, su padre era el único que trabaja como conserje en un condominio en la comuna de Vitacura, Chuito como estaba sin clases presenciales tomo la determinación de salir a vender unos chocolates en el metro, dejar las tareas para hacerlas en las noches y enviarlas por web.

Así fue, Chuito se levantaba temprano, con su cajita de bombones, con sus guantes de látex puestos y una fuerte mascarilla, con mucha precaución salía a vender esta golosina, para colaborar con su padre con los gastos, aunque se expusiera a la enfermedad sabía que el lavarse frecuentemente las manos y utilizar el alcohol gel podría prevenir hasta cierto punto el contagio.

_Aquí les traigo esta rica promoción, para los regalones de la casa- decía cada mañana entre las líneas 2, 4 y 4B




Un mañana temprano en el metro en la estación La Cisterna, vio a una chica, esta poseía el cabello rojo y una mascarilla negra que tenía un corazón rojo en el centro, no supo exactamente que paso, no podía detallar su rostro, pero le llamo la atención.

En época de coronavirus, donde el distanciamiento social es la clave para seguir sano, no podía acercarse ni mucho menos buscarle conversación, mal momento para pololear con una chica.

Cada mañana la veía, con su mascarilla negro con un corazón rojo, con su cabellera del mismo color y unos fuertes ojos negros, hasta que un día quiso regalarle un chocolate, pero una señora que aparentaba ser la madre de forma tajante le dijo:

_ No gracias- pero se percató ese día, que ella lo miraba, hasta lo seguía con sus ojos.

Un día por la cuarentena en la comuna donde él vivía, no pudo salir a vender sus chocolates, en su casa la iban a pasar mal por la falta de ingresos, pero como decía: “su padre seguiremos luchando”.

A la chica no la volvió ver más, nunca vio su rostro completo, ni escucho su voz, solo le quedo el recuerdo de una mascarilla negra con un corazón, que quizás hubiera conocido si el covid19 no se hubiera asaltado al mundo.


Ya abra tiempo de pololear, ahora la salud de la gente es lo primero.

Son Reflexiones de Medio Día
MSc. Ronal Julio Bravo Semprun
Twitter: @Reflexionesmd
Instagran: @Reflexionesmd
Maracaibo/Edo.Zulia/Venezuela

NOTA: SE PROHÍBE LA REPRODUCCIÓN PARCIAL O TOTAL DE ESTE ARTÍCULO SIN LA AUTORIZACIÓN DEL AUTOR

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