Reflexiones de Medio Día
(28-02-2019)
Hora: 3.30 PM
Nos
quedaban menos de 3 meses en Venezuela, desde ese momento uno empieza a ver
cada esquina, cada persona y nuestra casa de forma diferente, uno decide irse
porque se siente como ahogado y cansado, uno detalla que hay la sensación de
ausencia y uno se pregunta:
_
¿Cuándo volveré por aquí?- pero no hay respuesta que le deje a uno alguna
sensación optimista.
Pero
se empieza ver que hay muchas cosas como electrodomésticos, ropa, muebles y
otras enseres que había que vender, pero desde un primer momento tomamos la
decisión que lo que no se podría vender, se dejaría en el departamento para
esperar algún mejor comprador.
En
Maracaibo hay un sitio que se llama “El mercado de los Corotos”, que está
ubicado en la avenida Milagro con el sector llamado “La Cotorrera”, lugar de economía
informal donde las personas llevan sus productos viejos y de
segunda mano, que ya no utilizan para ser vendidos a precios muy por debajo de su valor original para obtener algún ingreso.
Ciertamente
por varios sábados, en compañía de mi esposa Ruth , dirigimos con ropa, calzado, televisores y
muchos enseres, que para algunos serian chécheres
viejos, pero para muchos son una oportunidad de adquirir productos a precios regalados.
Esos
días sábados me encontré con mucha gente, de todos los extractos sociales; personas muy humildes que simplemente buscaban una oportunidad, otros que en
evidencian su buen estatus económico venido a menos y muchos como yo que vendrías
sus cosas, porque habían perdido las esperanzas en Venezuela.
Ruth conoció a una señora llamada Miriam, que cada sábado iba a vender
productos, algunos de su propiedad, otros revendidos y muchos donados por sus familiares,
para tener efectivo para poder adquirir las medicinas de la diabetes de su
padre enfermo, que solo podía comprar en dinero contante y sonante en el
mercado negro.
Se
podía ver la cara de mucha gente humilde, que se acercaba a nuestro puesto,
muchos regateaban ya los precios que eran muy económicos, mi esposa siempre muy accesible a ese regate , también le obsequiaban algo para completar la venta y hasta para ser solidaria con las señoras que andaban con niños.
También
se veía a familia enteras, vendiendo sus ropas, calzados, celulares,
videosjuegos, entre muchas cosas, donde se escuchaba: “nos vamos a Perú”, “nos
vamos a Colombia” , “nos vamos Argentina”
, “nos vamos a Ecuador” , todos se
evidencia sus caras de tristeza por su presente, miedo al futuro y hasta rabia de perder lo que tenían en
Venezuela.
Era
sorprendente ver a viejos conocidos y algunos colegas, que defendían el régimen
dictatorial, cada vez más delgados, con zapatos rotos, con ropas viejas, deterioradas y grandes, que pasaban por el
mercado, que al verme me cambiaban la mirada y a uno le dije con sarcasmo:
_Seguí
apoyando la dictadura, disfruta la miseria y el hambre-haciendo con las manos la señal de entrecomillas (¨¨) a "miseria y hambre" para darle énfasis al sarcasmo
Ruth me reclamo este comentario burlón, pero no pude contenerme, porque ese
caballero, en muchos casos, que era chavista, se dio la tarea de perseguir,
hacerle la vida de cuadros y mal poner a muchos colegas que no compartían su
destructiva ideología.
_ Mi amor como dicen Los Ilegales "ahora me toca mi gozar"- le dije al oído
_ Mi amor como dicen Los Ilegales "ahora me toca mi gozar"- le dije al oído
Rebotando
Mi
esposa eventualmente, cuando vendía algún producto que significó algo en
nuestra vida, siempre se le llenaban los ojos de lágrimas, yo trataba de
disimular este efecto contándole a la persona el origen y de quien era ese
producto.
Este Mercado de los Corotos, en la Venezuela destruida por el régimen dictatorial y asesino de Hugo Chavez y Nicolas Maduro, con hambre, con miseria y
con miles con el corazón roto, muchos
con aspiración de irse y otros con el forcejeo diario de sobrevivir, a
pesar de un mar de dificultades, sin importar la situación se sigue luchando por la familia.
Cada
sábado, cada producto que vendimos, simplemente represento esa Venezuela y esa
vida que se nos fue y que difícilmente regresara.
Seguimos
llevando adelante nuestro proyecto
(Tomado
de mi libro “Ciudadano del Mundo”)
Son
Reflexiones de Medio Día
MSc.
Ronal Julio Bravo Semprun
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Santiago
de Chile/Comuna San Miguel/Chile