Reflexiones de Medio Día
(19-07-2019)
Hora: 1.30 PM
A
pesar de no estar totalmente recuperado de la rodilla, debía seguir trabajando,
tuve la suerte que cuando me pagaron los
días trabajados en la bodega, fui contactado para ir a laborar de reponedor en
un supermercado, era de 10 de la noche hasta las 7 de la madrugada, que consistía
en colocar productos en los estantes de
los pasillos.
Nunca
había pasado una noche sin dormir en mi casa, con
mi esposa y mis hijos, situación que generaba preocupación , por su seguridad
en las noches que estaría con ellas.
Era
un trabajo muy fuerte, no dormir en la noche, trasladar cajas, correr con el
tiempo para no llegar tarde, siempre estar a la expectativa y sobre todo no demostrar
cansancio, esto lo dirigía una señora chilena, que nunca conocí personalmente, vamos
a llamarla “Lucrecia” solo lo hacía por whatsapp, era muy directa, el que no respondía
al mensaje o llegaba tarde a la cita de trabajo lo borraba de los grupos , y se
quedaba sin trabajo, no valía ninguna excusa.
_Le
cortaron la cabeza-me decía a mis adentros, cuando pasaba eso
No
había turnos ni lugar fijo, había que estar pendiente al celular, cuando el
supermercado terminaba su turno oficial con sus empleados de nómina, entrabamos
nosotros: la mayoría venezolanos y algunos colombianos , se
trabajaba con la consigna de conseguir algo más en el futuro.
Éramos
entre 8 y 10 personas por turno, siempre había un payaso en el grupo, que era
el fisgón de la señora Lucrecia, que pasaba la novedad, hasta le ponía la
piedra a más de uno por no hacer lo que era para él “lo correcto”.
_
Verga el cree que lo van hacer gerente, es igualito a todos, que necesitamos
trabajo y mandar dinero a Venezuela.
Comprendí
que en la mayoría de los casos, los paisanos venezolanos, solo buscan asegurar
su puesto y no les interesa el resto, es como una epidemia que a todos
paulatinamente nos va tocando a todos, es un instinto de supervivencia.
Trabaje
de forma irregular por 3 meses, había semanas que no me llamaban, casi siempre
eran 4 días y sobre todo los fines de
semana, donde me tocaba tomar una pallett y llevarlo al pasillos, empezar a
colocar salsas de tomate, pasta, arroz , bebidas alcohólicas y también congelados.
Siempre
trate de sacarle el cuerpo a las bebidas, por lo pesado de sus empaques y lo
delicado del producto, así mismo a los congelados, debido a que no daban
guantes para proteger las manos, las cavas enfriaban al máximo, las manos
llegaban un momento que se entumecían, lo que retardaba el terminar, porque sin
importar lo que sucediera había que terminar los 7 y 8 pallet que había por
noche.
A
eso de las 3 de la mañana, había un
receso, en el cafetín se servía comida, que podía ser algo ligero como empanadas, o también algo pesado como arroz ,
pollo, carne , jugo y café, debo reconocer que era de calidad, se nos notaba el
cansancio y el hambre a muchos.
A
esa hora mientras comíamos, la conversación siempre giraba:
-Ese
maldito de Maduro cuando se va- dijo un larense que era Médico internista y que
soñaba con poder ejercerla en Chile
-Deje en Venezuela a mi esposa y a mis dos hijos, debo reunir para traérmelos- comento un
caraqueño que era funcionario del Cicpec
-Cuanto
quiera un trabajo fijo, aquí en este supermercado- dijo un administrador, que había sido gerente en una
cadena de supermercados muy conocida en Maracaibo
Esa
hora era de sueños por cumplir en Chile, terminada la jornada, salía a mi casa,
tardaba dos horas en llegar, tenía claro
que debía buscar otros empleos, porque estos ingresos no eran suficientes y no había
seguridad de nada.
Ruth
siempre me esperaba despierta y me decía:
_Gracias
a dios, ya estás aquí.
Aquí esperando entrar al supermercado;
Dios
siempre nos acompaña y con el no hay temores.
(Tomado
de mi libro “Ciudadano del Mundo”)
Son
Reflexiones de Medio Día
MSc.
Ronal Julio Bravo Semprun
Twitter:
@Reflexionesmd
Instagran:
@Reflexionesmd
Santiago
de Chile/Comuna San Miguel/Chile
NOTA:
SE PROHÍBE LA REPRODUCCIÓN PARCIAL O TOTAL DE ESTE ARTÍCULO SIN LA AUTORIZACIÓN
DEL AUTOR
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